viernes, 2 de mayo de 2014

Crear es quitar cuanto sobra


El David estaba dentro. Aguardaba escondido en el bloque de mármol, esperando a que alguien lo rescatase. Y en ésas que llegó Miguel Ángel. Llegó con su cincel, su martillo y su talento. Y golpe aquí, golpe allá, se puso a quitar cuanto sobraba… en busca de su empeño.

Por eso crear es quitar cuanto sobra. Y por eso crear es un proceso de búsqueda. Independientemente de la disciplina artística-cultural ante la que nos encontremos, eso es crear: quitar la maleza que esconde el hallazgo, quitar lo sobrante buscando el acierto.

El guionista cinematográfico, el redactor publicitario, el periodista, el dramaturgo, el novelista, el ensayista, el poeta… se peleará por cada palabra, tratando de acertar con aquella que corresponde. Y si Juan Ramón Jiménez apelaba a la “intelijencia” (con jota) para q le diese “el nombre exacto de las cosas”, Caballero Bonald describió, certero, esa estimulante y fatigosa lucha: “me he dejado la salud en busca de un adjetivo”.

Si esto ocurre con el lenguaje (desechar y desechar en ese inmenso mármol del idioma, desechar y desechar ante esas infinitas posibilidades de combinar cada vocablo), así ocurre también con el resto de lenguajes: el musical, el de las artes plásticas, el de las artes escénicas…

No siempre el arte reproduce lo visible. Más bien, como nos advirtió Paul Klee, “hace visible lo que no lo era”. Y este propósito no cabe circunscribirlo al sentido de la vista: habrá disciplinas que permitan visualizar aquello que estaba pasando inadvertido, como habrá disciplinas que hagan audible algo que trasciende a los sonidos. Y así, sucesivamente, con todo el abanico de percepciones, y con el conjunto de actividades artísticas, intelectuales, creativas... y creadoras.
  
Como no podía ser de otro modo, también la Restauración asume esos afanes. También la Restauración se propone quitar cuanto sobra (para restituir lo que existía); y también la restauración asume ese proceso de búsqueda (para sacar a la luz aquello que el deterioro o la negligencia habían ocultado).
 
Mi felicitación y bienvenida a La Restauroteca: adelante, adelante, adelante. ¡¡¡Todo lo mejor!!!