Cuenta la leyenda que el rey de
algún lejano país pidió al más sabio del lugar que sintetizase su saber en un
libro. Luego en un capítulo. Luego en una frase. Finalmente, su solicitud la
orientó hacia una única palabra. Su interlocutor tuvo que atender a la demanda:
la palabra elegida fue "quizá".
El arte es una puerta al quizá. Se
ocupa de lo que son las cosas… pero también de lo que pueden llegar a ser. Mostrarnos
ese salto (esa posibilidad, ese `puedeser´) es un inconmensurable servicio que
el arte acierta a regalarnos.
Por todo ello (y por mucho más)
resulta tan reconfortante toparse con el arte musical de Sheila Blanco. En su disco
Sheila down hay varios temas que nos
sitúan ante el quizá. Y visualizar el quizá es instar a la batalla: a la
legítima y pacífica batalla de no rendirse, de no capitular, de no tirar la
toalla.
El quizá es, sin duda, una
invitación a intentarlo: “Di que lo vas a intentar”, plantea Sheila Blanco en el
tema Di que no; “Don´t let it bring
you down”, nos recuerda en su versión de Neil Young; “Qué triste es empezar a
rendirse”, formula en Arte; “tengo
que seguir buscando”, “corre, no vayas a perder tu tren”, nos brinda en su
canción Caminando.
Todos esos quizá (valiosos,
higiénicos, necesarios) se complementan con una incuestionable certeza: siempre
es UN PRIVILEGIO (con todas las mayúsculas) escuchar a Sheila Blanco. Escuchar
su voz, escuchar sus composiciones, escuchar su piano.
Coda: Ya que arrancábamos con una
leyenda, merecerá la pena recordar a aquella espectadora que se acercó al
pianista tras el concierto: “Me ha encantado. Daría media vida por tocar así”. “Señora (respondió el concertista), eso es precisamente lo que he hecho yo”.
No podría ser de otro modo. El
trabajo bien hecho (en todo ejercicio profesional, en toda disciplina
artística) conlleva esa entusiasta dedicación. Esa entrega cargada de pasión, coraje
y persistencia. Nada de eso garantizará la brillantez de lo realizado, pero sin
eso… será imposible brillantez alguna.
Sheila Blanco ofreció el jueves
un concierto en Salamanca. Quienes allí estuvimos podríamos haberle repetido
algo parecido a lo de aquella señora del recital; y ella podría habernos contestado
lo que su colega pianista.
De hecho, en el disco Palabras pautadas (aquel CD que aglutinó
a cantautores salmantinos allá por 2004), escribió Sheila Blanco: “Llevo mucho
tiempo intentando descifrar qué se esconde dentro de un piano”. Ahí está. De
nuevo el intento y su batalla, la búsqueda y su constancia, la entrega y su
entusiasmo, el arte y su profesionalidad.
De nuevo el quizá… abriendo la
ventana al `esposible´.