miércoles, 20 de marzo de 2019

Esas obvias y obviadas luces de neón

La esclavitud no ha sido por completo erradicada. No hace falta recorrer muchos kilómetros para comprobarlo. También en nuestro mundo más cercano puede encontrarse. 

Cierta esclavitud ni siquiera requiere de la penumbra. Suele pasar inadvertida, suele resultar invisible, a pesar de estar iluminada con fluorescentes luces de neón.

La compraventa de mujeres y niñas para fines de explotación sexual es una forma de esclavitud que perdura en pleno siglo XXI. 

Tras su trayectoria como actriz y presentadora de televisión, hace 13 años Mabel Lozano dio un giro a su ejercicio profesional. Como guionista, directora y productora está dando pie a proyectos cargados de compromiso, que se canalizan en forma de campañas publicitarias, cortometrajes y documentales. Su quehacer como cineasta la ha convertido en una de las voces más combativas y autorizadas frente a esa reseñada esclavitud contemporánea.

Mabel Lozano visitó ayer la Facultad de Comunicación de la UPSA. Expuso su forma de entender el cine ("una herramienta para la transformación social") y explicó una premisa indispensable en su tarea cinematográfica: "Nunca, jamás, hacer pornografía del sufrimiento humano". Ese firme empeño le resulta innegociable a la hora de tratar la vulneración de los más básicos y esenciales derechos. Su obra evidencia que hacer un trabajo proactivo y riguroso no pasa por el morbo ni por la búsqueda gratuita de lo escabroso.

"No hay prostitución sin trata", añadió. Aquélla se nutre de ésta. Son las dos cruces de una misma moneda. Una moneda que supone "la cosificación extrema del ser humano". Esa realidad que, estando tan normalizada, resultando tan cotidiana y usual en nuestro entorno, acaba convirtiéndose en imperceptible.

Recuerdo a aquel mendigo parisino al que se acercó Albert Camus en sus Carnets. Los apresurados peatones circulaban por la calle sin reparar en ese indigente que solicitaba, al menos, un mínimo de empatía y comprensión. Ante esa indiferencia que se le brinda, expresa su pesar: "La gente no es mala. Simplemente, no ve". Vaya por delante que se puede ver sin sentido de la vista; al igual que podemos estar ciegos, aunque nos acompañe una inmensa agudeza visual. Por eso el pasaje de Camus no alude a la ceguera física, y podría servirnos para abordar el tema que centra este post.

Hay ojos que no quieren ver (la trata de mujeres y niñas cuenta con muchas complicidades) y hay ojos que no pueden ver, porque la falta de uso entumece la visión (así ocurre cuando normalizamos algo que nunca debió normalizarse). De todo ello se desprenden bastantes trastornos éticos que nos envuelven. Y de ahí que reconforte encontrar personas y disciplinas que nos hacen mirar, para que luego veamos; y nos hacen ver, para que después pensemos.  

Esa mirada que crea (creadora y creativa a un tiempo) se despliega por múltiples derroteros. Tampoco la termodinámica escapa a ellos, y alguien que la trabajó con pasión, como el físico Schrödinger, acertó a decir que la creatividad no es ver lo que nadie vio, "sino pensar lo que nadie ha pensado sobre aquello que todos ven"

Mi agradecimiento a esas personas cuya actitud y profesionalidad nos ensancha la mirada. Logran que percibamos algo que hasta entonces nos resultaba inapreciable. Logran que podamos pensar sobre aquello que no pensábamos. Entre esas personas, claro, se encuentra Mabel Lozano: gratitud y reconocimiento hacia su encomiable labor audiovisual.



(*) Título y fecha de la charla: "El combate a la esclavitud del siglo XXI", 19-3-2019 (sesión enmarcada en las actividades programadas por la Unidad de Igualdad de la UPSA). Lugar: Facultad de Comunicación de la UPSA. Fotos: Universidad Pontificia de Salamanca.


@osanchezalonso


jueves, 14 de marzo de 2019

El ascua y sus gallinas


¿Ya ha salido algún partido político a utilizar metafóricamente esta noticia? ¿Ha aparecido ya algún dirigente arrimando las gallinas a su ascua?

No sería de extrañar que alguien de Vox saliera a advertirnos sobre el peligro de esos zorros (foráneos y extranjeros, claro) que están acechando "nuestro corral". Zorros que, además de la "inseguridad" que suponen por sí mismos, vendrían a perturbar las "señas identitarias" del españolísimo gallinero.

Tampoco sería extraño que alguien de Podemos venga a contarnos que juntos ("unidos podemos", por supuesto) seremos capaces de vencer al capitalista y neoliberal zorro. "Sí se puede, sí se puede", se oiría, al unísono, cacarear; mientras el gallo alfa, desde el comedero, "vuELve" a erguir su cresta.

Ni sorprendería, cómo iba a sorprender, el cuento del secesionismo. Un estelado gallinero vendría a despotricar de ese zorro españolazo y alimaña. Ese zorro opresor que es capaz de vulnerar, sin sonrojo, el "derecho a decidir"; y que habría convertido la granja en un inhabitable y "carcelero régimen". Pero a todo zorro le llega su San Martín, añadirían, y al raposo le aguarda un particular collar en forma de "lazo amarillo".

Y así podríamos seguir. Variopintas siglas instrumentalizando a su servicio esa animal historia, y manoseando ad hoc la previsible fábula.

Todo ello, quizá, en menos que canta un ídem.



(*) Imagen: El País, 14-3-2019.

@osanchezalonso

miércoles, 13 de marzo de 2019

Lloriqueos partidistas


Esto pasa, señor Hernando, cuando se tiene la poca vergüenza de lloriquear en clave partidista. Es decir, lloriquear solo y únicamente cuando se entiende que algo perjudica a las siglas propias

Lloriqueos interesados en el presente, obviando que, en el pasado, hubo ocasión de trabajar en aras del interés general. Santa Bárbara y los truenos; o como un partido pudo hacer... y decidió no hacerlo.