No es el mejor de los indicios que partidos y representantes políticos hayan cogido la costumbre de hostigar a periodistas. No es que sea una práctica inédita, pero es llamativo que esos señalamientos ya se hagan en abierto, sin tapujos... como aquello que es perfectamente lógico y normal. Ayer, en La Gaceta, publicaba una columna abordando algunos recientes casos.
Aquí, en su edición digital, y a continuación en su edición impresa.