“Si alguna vez sufres –y lo harás- / por
alguien que te amó y que te abandona / no le guardes rencor (…)”, nos
aconseja Benítez Reyes en su
“Advertencia”.
Hoy, si me permiten, recomendaría este poema
a gente de UPyD. Algunos no han parado de despotricar contra todo aquel que
entendió que el partido requería renovarse. Y en ese despotrique aludo a
insultos, ofensas, falsedades y majaderías vertidas en las redes sociales
(contra los que eran o seguimos siendo sus compañeros de partido); y en ese
despotrique contemplo también otras muestras de mala educación, que se
evidenciaron en el propio Congreso Extraordinario (como retirar el saludo, o como abandonar el
auditorio cuando intervenía una voz respecto a la que no se sentían afines).
Por mi parte, quienes merezcan aplauso y reconocimiento lo van a seguir teniendo, con
independencia de que se queden en UPyD, funden un nuevo partido, se vayan a
otro ya existente… o decidan marcharse a casa.
Esa
básica premisa no es tan compartida como parecería deseable. Por lo que se ve, algunos no juzgan propuestas, acciones y trayectorias.
Tan sólo aplauden o denuestan la procedencia de las mismas. Su dictamen lo
emiten en función de que la persona prejuzgada presente sus mismas siglas y (requisito sine qua non) su misma orientación
dentro de esa militancia.
Desde esos planteamientos es difícil
ensanchar un partido. Si
la crítica constructiva se interpreta como perniciosa, el empobrecimiento
cuantitativo y cualitativo es automático.
Hay
muchos afiliados y simpatizantes que se han marchado de UPyD. Habrá casos y casos, pero estoy seguro de que no todos los que dieron un paso atrás eran unos “traidores”, unos “desleales”,
unos “tránsfugas”, unas “ratas que abandonan el barco”… y otras estúpidas
lindezas que no han parado de sermonearse desde algunos ámbitos.
A toda esa sangría han contribuido, sin duda, detestables actitudes que han calado en significados nombres de las siglas. Con quienes las abanderan aún comparto afiliación. Sin embargo es
obvio que algo no encaja en esa
coincidencia: o bien se equivocaron de partido… o bien me equivoqué
yo. Y lo constatable es que el Manifiesto
Fundacional de UPyD (excelente Manifiesto que tanto
sigue mereciendo la pena) no prescribe tales actitudes.
Pero en fin. Quienes deseen proseguir con esas
campañas de envilecimiento, allá cuentas. Yo optaré por quedarme con el cierre que
brinda el citado Benítez Reyes:
"Así que cuando sufras –y lo harás-
por alguien que te amó, procura siempre
acusarte
a ti mismo de su olvido
porque
fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.
Y aprende que la vida tiene un precio
que no puedes pagar continuamente.
Y
aprende dignidad en tu derrota,
agradeciendo
a quien te quiso
el
regalo fugaz de su hermosura."
Felicito, y le deseo lo mejor, a la nueva Dirección de UPyD. Yo formé parte de otra candidatura (la de Renovadores), y desde luego que no me voy a avergonzar de ello: todo lo contrario. A esas personas que apostaron
por corregir lo que entendieron corregible, les quiero dar las gracias. A esas personas que (dentro o fuera de
UPyD) seguirán trabajando por la regeneración democrática, les muestro mi
gratitud. A esas personas que
legítimamente lo intentaron, les quiero agradecer “el regalo fugaz de su
hermosura”, y el regalo perenne de su valía, su esfuerzo y su coraje.
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PD: El 31 de agosto de 2015 (habiendo comprobado que proseguían ciertas actitudes deplorables) pedí mi baja como afiliado de UPyD. Los reseñados sinsabores jamás me harán olvidar ni lo meritorio del proyecto (mientras lo fue), ni las gratas experiencias en él vividas, ni la mucha gente valiosa que en él conocí.
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PD: El 31 de agosto de 2015 (habiendo comprobado que proseguían ciertas actitudes deplorables) pedí mi baja como afiliado de UPyD. Los reseñados sinsabores jamás me harán olvidar ni lo meritorio del proyecto (mientras lo fue), ni las gratas experiencias en él vividas, ni la mucha gente valiosa que en él conocí.
Twitter: @osanchezalonso