Tienes la certeza de que algún día pasará. No sabes
exactamente cuándo, pero sí sabes que acabará llegando el momento. Cuando te
comunican que tu padre tiene alzhéimer, sabes
que llegará un día donde tu padre no pueda reconocerte.
Tengo el privilegio de haber tenido un padre excepcional.
Persona sencilla, divertida, generosa, trabajadora. Persona ejemplar, que alcanzó la mayor y más noble de las glorias:
querer... y que te quieran.
Siempre puso su tenaz empeño en procurar la felicidad de su
esposa (que es mi madre), y la felicidad de sus hijos y nietos. También la del
resto de familia, también la del conjunto de amistades. Quiso y repartió alegría. Quiso y se hizo querer.
Cuantos recuerdos a él ya le faltan, los tendremos aquellos
que con él convivimos. Y serán recuerdos
gratos. Cuanta memoria ya no le llega, en su nombre la tendremos aquellos
con quienes compartió viaje. Y será loable
memoria.
Ha llegado ese día. Ha llegado ese día al que comenzaba
refiriéndome. Mi padre ya no puede distinguir a quienes tanto siempre quiso.
Imagino que en sus adentros, cuando nos ve, pensará algo parecido a aquellos
versos del gran José Hierro: “Yo sé que
te he querido mucho, / pero no recuerdo quién eres”.
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(*) artículo también publicado en el blog personal de Tribuna de Salamanca, 31-10-2012.
(**) se adjunta a continuación la pertinente campaña "Regala memoria".