viernes, 31 de agosto de 2012

La peligrosa imbecilidad


Para la democracia, “son mucho más peligrosos los imbéciles que los malvados”. Así lo apunta uno de los personajes que Fernando Savater recoge en su última novela (Los invitados de la princesa). Me temo que no son pocos los casos de la actualidad en los que el apunte adquiere verosimilitud. Centrémonos en uno: la concesión del tercer grado al etarra Bolinaga.

Cuando a un asesino se le conceda el tercer grado, sería deseable que quien defienda la decisión lo haga sin insultar la inteligencia de la ciudadanía. No siempre ocurre. Y la decisión del Gobierno del pasado 17 de agosto ha sido acompañada de unas vomitivas tomaduras de pelo.

Puedo escuchar (aunque no lo comparta) a quienes se muestran favorables a esa concesión del tercer grado. Lo que me resulta ofensivo y nauseabundo es que se me engañe de forma cobarde. Comencemos con algunas farsas que el duunvirato, una vez más,  ha mimetizado:

- Nos toma el pelo el PP al escudarse en la cantinela de actuar “de acuerdo a la ley”, ocultando que también habría sido legal (incluso más) rechazar el tercer grado.

- Es la misma engañifa que la empleada por el PSOE, cuando el Gobierno Zapatero soltó a De Juana Chaos, cediendo así a sus chantajes.

- La legalidad que propiciaría conceder el tercer grado NO OBLIGA a ello. Y haber ocultado ese sencillo matiz supone un burdo enmascaramiento propagado por el Gobierno Rajoy y sus acólitos.

- Como requisitos para ese tercer grado, la legalidad contempla “la buena conducta” y un pronóstico favorable “de reinserción”. Dos requisitos que en modo alguno se dan en Bolinaga: ni se ha desmarcado del mundo etarra ni su chantajista huelga de hambre puede pasar (ni por asomo) por “buena conducta”.

Reparemos ahora en otros sonrojos y vilezas a los que también se ha prestado la claque mediática de turno:

- Si el PP ha recurrido a la cantinela de las `razones legales´ (como ya lo hiciera antes el PSOE); la prensa afín se ha sumado al sonsonete (equiparable a la tonada que la prensa proPSOE interpretó con De Juana).

- En algunos casos, incluso, se ha ofrecido algún tirabuzón propagandístico añadido: “La actuación del Ministerio del Interior y de las demás instituciones no sólo no es reprochable, sino que merece el elogio sin reservas por hacer que el Estado de Derecho prevalezca sobre chantajes e instituciones” (editorial de La Razón, 18-8-2012). ¡¡¡Ole, ole y ole!!! ¡¡¡El periodismo `incisivo´ así se las gasta!!!

- Por cierto. Ese mismo día, en su portada, La Razón empleaba la palabra "carcelero" para referirse a un secuestrador. Sería muy deseable que el periódico se ahorrase tal tipo de inmundicias. Lo 1º (carcelero) es una dignísima profesión; lo segundo (secuestrador) un ignominioso delito... y un putrefacto ejercicio de la tortura. Conviene no confundir los términos.

- El Abc también ha suministrado su indigna doblez. Tras conocerse la concesión del tercer grado, el sábado 18 la noticia no ocupaba el protagonismo de la portada, ni había editorial al respecto, ni existía valoración alguna en sus clásicas páginas de huecograbado, ni sus columnistas cuestionaban la decisión adoptada (el único artículo que abordaba el tema, ¡¡el único!!, correspondía a José María Carrascal: articulista, precisamente, que justificaba la reseñada concesión). Nada que ver, en definitiva, con el tratamiento informativo-editorial que en su día brindó Abc a la excarcelación de De Juana.

- “El asesino Bolinaga saldrá con condiciones”, rezaba la portada de Abc (18-8-2012). Esas “condiciones” que el diario presenta como mandatos del Gobierno (forjando así la simulación de que el Gobierno no cede a las presiones del mundo abertzale), en realidad no son más que sugerencias hechas al juez. Nada más. Lo que verdaderamente estaba en manos del Gobierno era conceder o no ese tercer grado; y ésa es la decisión que el diario Abc enmascara, apoyándose en las cacareadas “condiciones”.

- Que los medios se rasguen o no las vestiduras en función de las siglas que estén en el Gobierno, resulta bochornoso. Cuando ese birlibirloque se proyecta sobre un tema como el terrorismo, la indecencia es aún más mayúscula.

Por ir terminando. En muchos círculos político-mediáticos, se han manejado falaces argumentos como coartada para la pamplina, la cortina de humo y el sectarismo (de ahí que beatifiquen en este Gobierno lo mismo que demonizaron en el anterior). Esto evidenciaría que el combate al terrorismo no les importa lo suficiente: no tanto como simulaban de boquilla, y desde luego menos que lo que les importa servir a la causa partidista.

Lo que hagan los malvados va de suyo, nada cabe esperar a ese respecto. Donde sí corresponde poner el acento es en lo que hagamos los demócratas y las instituciones democráticas. Por eso es importante tomar en consideración la advertencia que nos lanzaba Nirbano, el personaje novelesco de Savater. En política, ciertamente, las imbecilidades no son inocuas… y menos aún cuando se `imbeciliza´ en torno a una piara de asesinos

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[Artículo publicado en Tribuna de Salamanca, 22-8-2012]