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Llega
un momento en el que los bebés entienden que las cosas siguen existiendo,
incluso aunque no estén al alcance de su vista. La denominada “permanencia de
los objetos” supone un importante salto en el desarrollo cognitivo de la
criatura. Alarma que ciertos políticos (que dejaron de ser bebés hace ya
algunos añitos) estén en la `presunción´ de que ciertas realidades
desagradables desaparecen… por el mero hecho de no quererlas ver, o por el mero
hecho de no querer que las veamos.
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Artículo completo (publicado en Tribuna de Salamanca, 20-6-2012), aquí.
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