Han sido muchos años de adocenamiento colectivo en
torno a la Corona. Los medios de comunicación han contribuido a ese peligroso clima de docilidad y besamanos.
En general, la información crítica y
responsable se ha ausentado por su brillo, y debería haber sido habitual…
algo que tanto ha escaseado. La imprescindible labor de
vigilancia y contrapeso (como a cualquier otra institución, y como cabe
presumir en cualquier democracia mínimamente saneada) apenas ha existido sobre
la monarquía.
Entrada completa (publicada en Tribuna de Salamanca, 18-4-2012), aquí.