Esta semana se ha puesto en marcha el nuevo gag humorístico de las dos fuerzas mayoritarias. Dado que PSOE y PP habían decidido “reducir el peso de la propaganda” (contengan la risa) para evitar despilfarros electorales (sigan conteniéndola), el duopolio pactó sus apaños. Tenían la trampa... modificaron la ley. Y una vez más, claro, la modificación no buscaba alterar ninguno de los intereses creados.
El bipartidismo ha gastado dinero a manos llenas en una precampaña que han adelantado de fecha. De modo que el hipócrita paripé resulta obvio: PP y PSOE simulan que desean evitar el derroche electorero al que nos tienen acostumbrados… sin acometer ni un solo recorte en sus dispendios. Y es más, todos esos gastos previos (previos al supuesto parón propagandístico que ahora dicen asumir) ni siquiera quedarán contemplados en el presupuesto de campaña. De modo que también así podrán burlar los límites establecidos al respecto.
Y la cosa no queda ahí. El dúo estático de los privilegios también ha querido hacer botín en las televisiones privadas. Como PSOE y PP no quieren dar demagogia sin hilo, además de controlar las televisiones públicas que les pillan al alcance de su arbitrariedad, aspiran a su vez a monopolizar las privadas.
La burda patraña supone que a las televisiones privadas les van asignar el tiempo que deben dedicar a cada partido político (frente el criterio informativo, se obliga a un reparto de tiempos acorde a los resultados obtenidos en los anteriores comicios). Todo ello atenta –nada menos- a derechos y libertades constitucionales: por lo pronto, la “Libertad de expresión” (artículo 20 CE) y el “Derecho de participación” (artículo 23) se ven claramente afectados.
El artículo 20, como es lógico, va ligado al derecho a la información de la ciudadanía y al propio pluralismo político (uno de los “valores superiores” de nuestro Estado de Derecho, tal y como se apunta en el artículo 1 de nuestra Carta Magna). Y el reseñado artículo 23 apunta que los ciudadanos –de manera directa o por medio de representantes- “tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos”. Pues bien, las “condiciones de igualdad” se sintetizan en que un partido como UPyD sin duda se verá perjudicado, puesto que aún no existía cuando se celebraron las últimas elecciones municipales y autonómicas; y en consecuencia, difícilmente pudo concurrir a esas urnas.
Pero ya no es sólo que UPyD haya expresado su comprensible malestar. Asociaciones de periodistas, televisiones privadas, grupos de comunicación (distanciados en múltiples temas, pero coincidentes en éste, como ejemplificarían las cabeceras de El País y El Mundo) han expresado su queja. ¡¡Pero bah, el oligopolio bipartidista está siempre encantado de haberse conocido!!
Ambos partidazos optaron por seguir a Wilde ("La mejor manera de librarme de una tentación es caer en ella"). PP y PSOE -cuando gobernaron por separado a sus anchas- a veces se vieron tentados a convertir la democracia en su cortijo propio y particular. Ahora ya, cada vez más asiduamente, han encontrado la manera de superar esos malos pensamientos. En eso sí trabajan juntos. Para librarse de esas peligrosas tentaciones... han decidido sucumbir a ellas.