Por eso. Precisamente por eso. Porque existe una ciudadanía dispuesta a renunciar al artero maniqueísmo. Porque existe una ciudadanía dispuesta a no caer en el juego sectario y simplificador. Porque existe una ciudadanía dispuesta a pensar por sí misma, sin dejarse adocenar por ese adoctrinamiento dogmático que le dicta "su partido de toda la vida". Porque esa ciudadanía existe, por eso, precisamente por eso, resulta viable suponer que UPyD seguirá afianzándose en este 2010 que tenemos por delante.
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El clásico eslogan capilar venía formulado en primera persona ("Porque yo lo valgo"), pero igualmente estaba subrayando las valías de su público. Un público que habría de sopesar argumentos y razones a la hora de otorgar o retirar su confianza. ¡Argumentos y razones!, es decir, discurso racional y razonable: esa cosa tan temida por la decrépita política convencional.
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Sin duda, la política convencional que ha venido siendo hegemónica se desenvuelve mejor con un tipo de electorado sumiso y acomodaticio. La política convencional que ha venido gobernando/opositando prefiere un electorado hooligan, proclive a ensalzar cualquier soflama de los suyos... y partidario de vituperar cualquier propuesta que pudiera venir de los otros. [Como es obvio, no digo con esto que todos los votantes del PSOE y del PP configuren ese electorado entusiastamente fanatizado; sí digo -y reitero- que estos partidos se muestran gustosos en esa lidia, y de ahí que intenten propiciar tal clima en los tendidos].
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La política convencional (ajada, cansina y manida) tiende a abusar del torticero estereotipo y del ramplón esquematismo. La vetusta componenda bipartidista (y cómo no, la monserga identitaria de los partidos nacionalistas) acostumbra a dirigirse a su electorado como quien se dirige a una silente y pastueña feligresía. Disfrutan rebozándose en la sesgada consigna, anhelando retroalimentar a un electorado menteatado.
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Frente a esas derivas, existe una ciudadanía que se resiste a ser presa de tales artificios. Una ciudadanía que se resiste a ser contemplada, tan sólo, como carne de cañón electoralista. Una ciudadanía que se resiste a ser empequeñecida por proclamas que sonrojan la inteligencia. Una ciudadanía que se resiste a ser encasillada en escuadrones de buenos y malos. Esa ciudadanía que se resiste... es una ciudadanía resistente (recordemos el mensaje de Camus que es pórtico en el blog de Rosa Díez: "Los resistentes tienen la última palabra").
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Esa ciudadanía existe. De ahí que pueda presumirse que el proyecto de UPyD seguirá creciendo; y seguirá moldeando la esperanza de una regeneración democrática... cada vez más imprescindible. Esa ciudadanía existe. Existe porque usted lo vale. Existe porque tú lo vales.