El odio no surge de forma espontánea y azarosa. Se va forjando a través de palabras: palabras que estereotipan, prejuzgan, señalan, falsifican… Palabras que deshumanizan. Y conseguida la deshumanización, claro, luego ya es mucho más fácil dar el salto a cualquier tipo de violencia física. Columna publicada en El Español, el pasado 21 de junio de 2023. Puede consultarse
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