Kavafis mostró que la importancia de Ítaca residía en el viaje, no tanto en el destino. E Iribarren, quizá por algo parecido, alude a una felicidad en espera. Se alcanza cuando está por llegar, y cuando llega... ya comienza a disiparse.
La semana pasada (jueves 27 de mayo) publicaba en La Gaceta la columna quincenal.
Aquí, en su edición digital, y a continuación en su edición impresa.