Los chamanes políticos de todo signo y condición vuelven a estar en auge, con sus respectivos chivos expiatorios y sus particulares soluciones milagrosas. Ojalá aún estemos a tiempo de no desoír algunas de las lecciones que nos brindó el siglo XX. Hoy publico esta columna en La Gaceta de Salamanca. La edición digital,
aquí.