Este Gobierno ha apostado por el arte: no sólo el palmero, sino también el pictórico.
El numerito de los aplausos ha de ser un homenaje a Velázquez, cómo suponer otra cosa. En Palacio (de la Moncloa), meninas y meninos prestan su debida pleitesía.
Y próximo al punto de fuga, como en la escena velazqueña, alguien más nos visita, alguien más se autorretrata. Quizá Iván Redondo, quizá Félix Bolaños. Da igual. Alguien observa la última performance.
La contempla desde el quicio... para contribuir a sacarte del ídem.