“A veces se la encuentra en mitad del camino de la vida, y
ya todo está bien”: esos versos de Eugenio Florit
explican lo que supuso, y sigue suponiendo, mi encuentro con Nuria hace ya
bastantes años.
Un encuentro que se remonta a junio de 2001. Arrancábamos
entonces ese viaje que supone compartir una vida. Desde entonces, lógicamente,
han ocurrido muchas cosas. Ha habido múltiples motivos para sentir, disfrutar,
compartir, emocionarse… y reír y llorar juntos. Hasta hubo ocasión de casarse
en una Nochevieja de 2007; y mil circunstancias más que han llenado, de vida,
estos años vividos.
Entre esas muchas vivencias compartidas, la llegada de Luca
y Lía es, sin duda, un gran punto de inflexión. No una anécdota, sino toda una categoría:
la categoría por excelencia. Por eso, con Lía y Luca creo que podríamos
readaptar y completar ese mensaje con el que comenzábamos: a veces se LES encuentra en OTRA mitad del camino de la vida, y ya todo está MEJOR.
Mejor, sí. Es verdad que ya todo está más desordenado, y más manga por
hombro, y más lleno de trastos, y con más jaleo. Es verdad que ya hay menos
tiempo para leer y ver películas, y menos tiempo para viajar, y menos tiempo
para muchas actividades que antes nos resultaban más cotidianas. Incluso es
verdad que ahora hay menos tiempo para dormir. Pero cuando surge una mala noche
donde se han despertado 77 veces (77 veces él, 77 veces ella… y no siempre
de forma simultánea), cuando eso pasa, todo ese sueño que podamos tener al día
siguiente nunca ha mermado la facultad de soñar. Bien al contrario, los causantes de ese sueño han multiplicado los sueños que puedan andar revoloteando por casa. A esos
sueños, Lía y Luca les han dado otro aire, les han dado otra perspectiva, les
han dado otra razón de ser.
Entre esos sueños, entre esos ojalá, enumeremos tres que, si
se alcanzan, harán posible encadenar muchos más logros y conquistas:
- en primer lugar, ojalá Lía y Luca puedan sentirse tan orgullosos de su mamá y de su papá como Nuria y yo nos sentimos de nuestras respectivas madres y nuestros respectivos padres. Con que lográsemos ser la mitad de buenos de lo que nuestras madres y nuestros padres han sido con Nuria y conmigo… creo que podríamos darnos por satisfechos;
- en segundo lugar, ojalá Luca sea para Lía, y Lía sea para Luca, tan buen hermano, tan buena hermana, como las hermanas y hermanos que Nuria y yo tenemos y hemos tenido: Miguel Ángel, Luci, Marisol y Jose, Begoña y Julio, y Ángel Luis. Contar con hermanos así es una suerte. Te puede tocar o te puede no tocar, y nosotros hemos contado con ese privilegio, qué le vamos a hacer; y
- en tercer lugar, ojalá Luca y Lía logren tener amigas y amigos tan fantásticos como los que también hemos logrado tener nosotros. Hoy hay aquí una pequeña, pero muy significativa, representación.
Termino. Es de justicia agradeceros vuestra presencia en este bautizo que, a su vez, coincide con el primer cumpleaños de Lía y Luca. De manera que gracias de verdad por acudir a este bauticumple. Sabemos que, en bastantes casos, habéis tenido que viajar para estar hoy aquí: no ya sólo desde Salamanca, sino también desde Aranjuez, y desde El Tiemblo, y desde Burgos, y desde Madrid… Es muy de agradecer que hayáis hecho hueco en vuestro trabajo o en vuestras vacaciones para estar con nosotros.
Gracias, pues, a toda esta familia y todos estos amigos que
hoy nos acompañáis. Como también queremos expresar todo nuestro agradecimiento a
personas muy queridas que aunque hoy no puedan acompañarnos… nos acompañan
siempre. Hoy no están, pero siempre SON. Hoy no están, pero siempre VAN A
SEGUIR SIENDO.
Y gracias también a Poli: un sacerdote de una entrega y una generosidad inmensas, que desde el primer momento aceptó estar aquí y dejar otras muchas ocupaciones. Y gracias, por supuestísimo, a ese lujo de madrinas y padrinos con que
contamos, con que van a contar Lía y Luca. Cuatro fueras de serie que si no
existieran habría que inventarles, pero que, por fortuna, están ya inventados: Ninfa, Cecilia, Floren e Iván.
Por último, y enlazando con el inicio. Mi gratitud, mi
reconocimiento, mi admiración, mi siempre… a Nuria: la hermosa mamá de esos
hermosos bebés que hoy nos convocan.