Tanta tabarra invocando el concepto
pueblo, y al final resulta que al partido de Iglesias le interesaba más el
etnos que el demos.
Quizá aseguren que no es así. Quizá se
empeñen en afirmar que les preocupa mucho-mucho-muchísimo el pueblo. Pero lo
cierto es que PODEMOS, de cara a las negociaciones para la próxima legislatura,
al menos hasta ahora ha puesto el referéndum de autodeterminación como
una de sus irreductibles líneas rojas.
No es de extrañar, porque quienes se
ponen muy trascendentes e intensitos zarandeando el término pueblo,
suelen tener a mano su particular pueblómetro. Prodigioso artefacto
para determinar quiénes son y no son de pura cepa; quiénes
están y no están entre el auténtico pueblo champions league.
En esa lógica encaja bien el manoseado
y engañoso “derecho a decidir” (derecho a decidir, por supuesto, que otros
no decidan). Según el pueblómetro ad hoc, a unos les corresponde ese
privilegio decisorio (porque se entiende que son pueblo de primera división),
mientras que otros no dispondrán de tal dispensa (porque se considera que son
pueblecillo de baja cuna y peor estofa).
Desde esas premisas no se concibe que el
pueblo pueda estar constituido por personas individuales y autónomas; capaces
de coincidir y discrepar en múltiples aspectos, pero cuya coincidencia o
discrepancia no aumenta ni merma su condición de ciudadanos libres e iguales.
Esto no se concibe, porque desde las reseñadas consignas se prefiere la
abstracta ficción de que el pueblo encarna una única y homogénea voz. De
modo que la conclusión es obvia: quienes difieran de esa voz y ese dictamen
será porque no son el genuino pueblo por antonomasia.
Y si quedaba alguna duda de esa
preocupación que PODEMOS muestra por el etnos, otra de sus líneas rojas así
vuelve a reafirmarlo. Ahí está la pretensión de configurar
cuatro grupos parlamentarios: el de PODEMOS como tal, y los de sus anexos territoriales
en Galicia, Valencia y Cataluña.
Esa exigencia deja de lado,
fragmentándolo, el demos; además de seguir afianzando la deriva nacionalista
en el Congreso. Una Cámara que no es de representación territorial, sino que
representa (debiera representar) al conjunto de la ciudadanía. La
representación de la ciudadanía española (en tanto que ciudadanos, no en tanto
que nativos o aborígenes) desde luego que no equivale a representar gentilicios
de forma fragmentada.
A su vez, los cuatro grupos parlamentarios
permitirían a la coalición multiplicar sus ingresos; como se multiplicarían las
intervenciones en plenos y comisiones; y como se multiplicaría el cupo para
formular iniciativas parlamentarias. Es decir, una ingeniosa ocurrencia
en aras del interés general, querrán contarnos.
Y si PODEMOS ha venido postureando
mucho con el vocablo pueblo, no menos con la noción de democracia. Sin
embargo, el compromiso democrático se demuestra andando (no mediante
sobreactuada palabrería), y hay bastantes asuntos donde PODEMOS no ha
comenzado… ni a gatear.
Ejemplo actual. Un reciente manifiesto a favor de
la democracia en Venezuela pretende evitar que Nicolás Maduro
sabotee el correcto funcionamiento de la nueva Asamblea. Y advertir de esa
situación (en un país donde existen presos políticos y donde los abusos
despóticos han estado y están a la orden del día) no es un infundado alarmismo,
sino una elocuente constatación de los hechos.
El manifiesto ha sido respaldado por un
amplio abanico de formaciones políticas. Por el contrario, PODEMOS ha vuelto a escurrir el bulto. Y digo que ha vuelto, porque esta actitud ya la ejerció en marzo de 2015 (votó en contra de
una resolución del Parlamento Europeo que solicitaba liberar a los presos
políticos); y en septiembre (se abstuvo en el
Senado ante el mismo tema); y en diciembre (sus eurodiputados se
ausentaron para no votar una resolución que condenaba la represión de los
opositores, y que demandaba diálogo para evitar escaladas de violencia).
Asimismo, cuando detuvieron al alcalde
de Caracas (Antonio Ledezma) o cuando se produjo la detención de Leopoldo
López, surgieron las tibias y melifluas declaraciones de Pablo Iglesias. Por no
hablar, en fin, de anteriores asesoramientos, vínculos y baboseos varios
hacia el tiránico régimen chavista.
A PODEMOS parece incomodarle que se vislumbre
proximidad entre el chavismo y algunos de sus próceres. Convendría entonces que
ofrezcan verificables razones para desmentir tal hipótesis. Si quieren romper
con los Maduro y compañía, seguro que “sí se puede”. Así que ánimo: querer es poder (a veces), aunque poder requiere querer (siempre).
De no erradicar esas complicidades con la autocracia, va a ser difícil que alguien pueda
creerse el compromiso democrático de las siglas (salvo los elegidos por el
pueblómetro, claro, que seguirían jaleando, con igual entusiasmo,
el doble rasero).
El semipalíndromo propicia significados
diferentes cuando una palabra es leída en un sentido o en sentido inverso
(azar/raza; animal/lámina…). Pues bien, cuando a un LÍDER como Pablo
Iglesias le miras del revés… aflora REDIL. Los semipalíndromos (o
bifrontes) así se las gastan.
twitter: @osanchezalonso