El rey de un lejano país se dirigió al más sabio del reino. Cuenta la leyenda que le encargó una labor de síntesis. Le pidió que resumiese su saber en una enciclopedia. Y nuestro erudito personaje así lo hizo.
Pero pronto
el rey volvió a plantearle otra solicitud. Al monarca debió darle pereza la
lectura de todos los tomos y volúmenes que configuraban aquella particular Espasa, y exigió que el conocimiento fuese
sintetizado en un solo libro.
Nuestro docto personaje así tuvo que hacerlo.
Sin embargo,
el rey no terminó de quedar satisfecho, y al cabo de poco tiempo siguió formulando
peticiones: solicitó que el saber fuese sintetizado en un solo capítulo; y luego en
una sola frase; y luego en una sola
palabra.
Una palabra
debía condensar toda esa sabiduría. Nuestro sabio personaje asumió el reto y,
una vez más, atendió a la demanda: la
palabra elegida fue "quizá".
***
A mí el adverbio “quizá” me cae simpático.
Me gusta su potencial. Me gusta por lo
que encierra de posibilidad, y de propósito, y de proyecto en construcción.
Admiro a
esas personas que emprenden una ejemplar
andadura, siendo conscientes de que existen dificultades para llevarla a cabo.
Esas personas existen. Y además existen en ámbitos diversos: en el terreno
artístico, cultural, científico, educativo, familiar, afectivo… Existen también
en el ámbito político, por supuesto que sí.
Personas que
afrontan el desafío sin tenerlas todas consigo. Personas que asumen el reto,
teniendo la certeza de que no va a ser fácil, ni cómodo, ni sencillo, ni
rápido. Eso lo saben. Pero también saben
que no cabe la renuncia; y también saben que el “quizá” es mil veces más
valioso que el “yanohayforma”:
2015 es año
electoral. Mucha ciudadanía está muy harta de lo que viene
sucediendo en la política. Es comprensible que exista ese hartazgo. Es comprensible,
pero la desafección no sirve para nada: al menos para nada que podamos
considerar constructivo y regenerador. Está
bien que la indignación sea un punto de partida, pero de poco sirve si se
convierte en un punto de llegada.
Si se
despotrica de muchas cosas, pero se
sigue votando a sus causantes, de nada servirá el despotrique. Si se despotrica de muchas cosas, pero no se vota, de nada servirá el
despotrique. Si se despotrica de muchas cosas, pero se decide votar a ilusorias ensoñaciones, de nada servirá el
despotrique.
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CODA: Ni más de lo mismo… ni unicornios fosforito.
Éstas y otras cuestiones se afrontaron en esta entrevista.
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artículo también difundido/publicado en esRadio (programa "La mañana de Salamanca") y Tribuna de Salamanca, 13 y 14 de enero de 2015.
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artículo también difundido/publicado en esRadio (programa "La mañana de Salamanca") y Tribuna de Salamanca, 13 y 14 de enero de 2015.