jueves, 23 de mayo de 2019

David Jiménez y la anómala normalidad


La profesionalidad no es cosa de seres mitológicos. No es algo reservado a personajes de cómic con poderes sobrenaturales. 

Quizá por eso me viene a la cabeza aquello de Le Carré: “Hay que tener temple de héroe para ser, sencillamente, una persona decente”. Me topé con ese apunte en Soldados de Salamina (la novela de Cercas que llevó al cine David Trueba); y veo esa idea personificada en David Jiménez.

David Jiménez ha sido corresponsal en Asia durante dos décadas, jugándose el tipo en más de una ocasión. Sus obras han sido traducidas a múltiples idiomas. Ha publicado crónicas en los principales diarios internacionales. Ha recibido una beca Nieman de la Universidad de Harvard. Ha estado en la dirección de El Mundo. Es columnista en The New York Times. Y, por no alargarnos, su último libro supone ya un antes y un después

A pesar de eso (o gracias a todo ello), su insobornable profesionalidad se conjuga con la sencillez y bonhomía de una persona decente, de una persona íntegra, de una persona normal. Nada más y nada menos que normal. Quien haya leído El director sabrá que ese nombre, precisamente, es el que llevaría su periódico soñado: El Normal.

Cuánto reconforta encontrarse con personas que, sin grandilocuencias, sin aspavientos, sin pedanterías… te reconcilian no solo con el Periodismo, sino con el buen hacer de toda disciplina profesional, y con lo mejor de la naturaleza humana. 

Mi agradecimiento a la Asociación Salmantina de Periodistas (ASPE) y a Letras Corsarias por brindarme la ocasión de participar en ese enriquecedor coloquio, junto a Elena Martín y el reseñado autor. Muy reconfortante también encontrar la librería llena de asistentes. 

(*) Fecha: 22-5-2019. Fotos: Manu Laya y Alejandro López.